Vivir en sociedad te restringe, te ata y te asfixia, mientras que la naturaleza es la auténtica libertad, según el escultor, pintor y artista Jeff Muhs (Nueva York, 1966).
El aire libre es la inspiración de Muhs, quien desde pequeño fue acostumbrado por su padre, ávido guía de caza y pesca, a que la naturaleza es lo más preciado que un hombre o mujer puede tener.
Fue también su padre quien lo acercó al mundo de la escultura, ya que él le enseñó a tallar madera.
Ese difícil arte tradicional, exigente y que te obliga a ser detallista, fue la entrada de Muhs a un universo que ya nunca quiso abandonar: el arte.
Por ello, llegado el momento optó por estudiar en la Escuela de Artes Visuales en la ciudad de Nueva York, de la cual recibió una licenciatura en Bellas Artes.
Fue allí donde tuvo su primera formación artística formal y desarrolló las técnicas y gustos que luego darían forma a su estética artística.
Cada una de sus esculturas está fabricada con desechos y materiales industriales.
Para Jeff Muhs, el máximo respeto que se le podría, y debería mostrar a la naturaleza, es el no contaminar y el limpiarla de los desechos que otros hayan dejado.
Todas sus esculturas muestran extremidades, troncos o incluso piedras siendo asfixiadas por polímeros de diversos colores.
Para Muhs, el humano justamente hace eso con la naturaleza, le quita el aliento, la pureza y lo llena de contaminantes, de colores estridentes que no van con sus tonos.
El artista destaca en sus obras cómo los seres humanos no solo se dedican a destruir el Planeta, sino que también atentan unos contra otros.
En una serie de esculturas, Jeff Muhs coloca torsos de mujeres y hombres en situaciones vulnerables; hincados, acostados e incluso crucificados.
Aún en esa vulnerabilidad, el escultor les coloca lanzas o dardos de polímeros atravesando sus pieles, inimortalizando cómo el humano lastima a otros, sin importarle que la estén pasando mal.
En esa misma serie de esculturas, Muhs usa torsos de mujeres fabricados con cemento y los aprieta hasta dejarlos sin aire con hermosos y coquetos corsés.
Para el escultor, la belleza humana es innata; pero como todo, el hombre se dedica a cambiarla y finalmente, destruirla o limitarla a ciertos estándares imposibles y dañinos.
El trabajo de Jeff Muhs se puede encontrar en varias colecciones públicas y privadas como Beth Rudin DeWoody, Guild Hall Museum, Caesars Palace Las Vegas, Ronald Lauder, Cantor Fitzgerald, Time Warner, Inc., Los Angeles County Museum, Hunter Museum y Ward. Museo, entre otras.