Edward Hopper (1882-1967) fue un pintor estadounidense que alcanzó la fama por sus retratos de la soledad en la vida contemporánea.
Mayormente conocido por sus pinturas al óleo, Hopper también ganó reconocimiento por sus acuarelas y además produjo grabados comercialmente exitosos.
Su pintura se caracteriza por un peculiar y rebuscado juego entre las luces y las sombras, por la descripción de los interiores, que aprendió de Degas y por el tema central de la soledad.
Edward Hopper se sintió atraído por la obra de Manet, Pissarro, Monet, Sisley, Courbet, Daumier, Toulouse-Lautrec y de Goya.
La vida cotidiana estadounidense también fue un tema que abordó en sus creaciones.
Se convirtió en uno de los primeros integrantes del Whitney Studio Club, El Centro más dinámico para los artistas independientes de la época.
Fue un artista lento y metódico, a Hopper le tomaba un largo tiempo que una idea le llegara, posteriormente la analizaba y no comenzaba a pintar hasta tener todo solucionado en su mente.
A menudo hacía bocetos previos hasta tener el perfecto en el que se basaría para elaborar cuidadosamente sus composiciones, prueba de ello es su obra New Por Movie (1939) de la que realizó 53 bocetos.
Su efectivo uso de la luz y la sombra para crear un estado anímico fue central en la obra del estadounidense.
Hopper estaba profundamente en el discurso de Freud y el poder del inconsciente. Escribió en 1939: “Tanto de cada obra de arte es la expresión del subconsciente que me parece que la mayoría de las cualidades importantes están colocadas inconscientemente, y pocas de importancia por el intelecto consciente”.