¿Cómo se vería si un auto inglés que es una artesanía hecha a mano, que no se hace en serie y del cual se elaboran pocas unidades al año, pasara a ser un auto pop, customizado, con spoilers y mofles al estilo californiano de los muscle cars? Estamos hablando del Rolls-Royce del año 2035.
Bueno, pues además de parecer que el Rey Carlos III nunca se subiría más a esos autos y su pasajero actual sería un boxeador campeón del mundo, sería toda una revolución paradigmática en el mundo del diseño automotriz de la marca más opulenta del mundo.
Con más 120 años de antigüedad, Rolls-Royce se ha apegado constantemente a su visión de fabricar autos de lujo de alta gama cargados con la última tecnología e interiores de no creerse.
El fabricante de automóviles británico ha sorteado a los críticos automotrices todos estos años con una ingeniería refinada y un gusto sublime por la opulencia. Hace algunos años, Rolls-Royce mostró su visión de la marca en el año 2035. Se trataba del concepto Rolls-Royce 103EX, que comprimía el ADN de Rolls-Royce en todos los aspectos.
Otros diseñadores automotrices creativos, como Ugur Sahin, también han mostrado sus prototipos (en fase de boceto digital) con algunas campanas y silbatos. Muchos tocan totalmente el otro extremo del espectro.
Aquí, te presentamos una de esas imaginaciones lúdicas y lucidas (la del diseñador Al Yasid) si Rolls-Royce dejara de ser un auto para la realeza y se volviera un auto para boxeadores campeones de peso completo.
Este diseño del renombrado artista digital Al Yasid es una creación que nunca verá salir de las instalaciones de fabricación de Rolls-Royce en Goodwood, Inglaterra. Sin embargo, si un estudio de diseño del mercado de accesorios o un experto en restomod decide ponerse juguetón con las cosas, este loco Rolls-Royce estaría rodando en las afueras de una metrópolis.
El concepto apodado muy ingeniosamente "RLolls Royce" es básicamente un Rolls-Royce Dawn al que se le ha dado el tratamiento de muscle car con un rasgo revelador de corredor de deriva.
Los neumáticos grandes y gruesos, y el tubo de escape de gran tamaño para un casco de la NASCAR se adaptan a la masa muscular general de esta versión triturada. Del cofre, asoma un motor soplador V8, lo suficientemente intimidante como para que el oponente retroceda incluso antes de que comience el duelo de cuarto de milla.
Los balancines laterales para el chasis largo y los kits de carrocería para la parte delantera y trasera visten el convertible RR para carreras de resistencia. Aparte de todo, el adorno del emblema Spirit of Ecstasy en el cofre ha sido reemplazado por algo que no podemos anotar aquí, pero muestra el dedo más largo de la mano en solitario. Vaya afrenta al herático estilo inglés.
Este concepto de ninguna manera es apto para un evento de alfombra roja ni merece estar en el garaje de un multimillonario sofisticado. Sin embargo, este Rolls-Royce imaginario encaja a la perfección dentro de la mansión de un fanático de las carreras, uno que tiene la habilidad de convertir vehículos opulentos (que ya circulan por millones) en paseos extravagantes con toneladas de torque.
Justin Bieber ya estaría considerando este concepto, reuniendo formas de engañar con otro viaje loco. Sin duda, este Rolls-Royce es algo que nadie esperaría ver, ¡y participar en una carrera callejera con uno cambiará la atención al instante!