La tradición de los tatuajes, considerado como arte por unos, acto de rebeldía para otros y algo impensable para otros tantos, resulta sencillamente cautivadora.
Los tatuajes, que hace más de un siglo eran vistos como algo de marginales, son algo común hoy en día y por eso hombres y mujeres los portan con orgullo.
Durante más de un siglo, los tatuajes servían como una forma fácil, confiable e importante de identificar a los hombres en el servicio militar, pero... ¿y aquellas mujeres que fueron pioneras de llevar figuras en su piel dónde quedan?
Precisamente por esto decidimos hablar, muy brevemente, sobre tres mujeres que abrieron paso al resto en los tatuajes.
MAUD WAGNER
Conocida como la primera mujer artista tatuadora de los Estados Unidos. Por muchos años, trabajó como trapecista y contorsionista antes de convertirse en una sensación por los tatuajes que llevaba en su piel.
Maud aprendió a tatuar gracias a su marido Gus, que fue el primero en emplear una máquina de tatuar eléctrica. Su hija Lovetta Wagner también se convirtió en una reconocida artista, aunque ésta no poseía tatuaje alguno.
ARTORIA GIBBONS
Su nombre real era Anna Mae Burlingston y nació en 1893 en el seno de una familia sumamente pobre.
Cuando trabajó como sirvienta conoció al que más tarde se convirtió en su esposo Charles (Red) Gibbons, un reconocido artista tatuador. Fue él quien le tatuó todo su cuerpo con motivos religiosos debido a que era una mujer muy devota.
En la década de los 20 trabajó junto a su marido como tatuadora, además de que se convirtió en una atracción en circos ya que en aquella época era algo sumamente raro que una mujer contara con tantos tatuajes en todo su cuerpo.
LADY VIOLA
Nació en 1898 en Covington, Kentucky, y su nombre real era Ethel Martin Vangi.
Al igual que Artoria, primero fue tatuada en la década de 1920 por Frank Graf y debido a esto pronto se la conoció como la mujer tatuada más hermosa del mundo.
Gracias a lo anterior pudo trabajar con el circo Ringling Bros y también en museos, además de dedicarse a tatuar durante los inviernos, que era cuando contaba con más tiempo, ya que no hacía tantas funciones.
Lady Viola llevó a cabo actuaciones con el circo Thomas Joyland hasta que alcanzó los 73 años.