La silla de resina Plump, creada por el diseñador estadounidense Ian Alistair Cochran, ejemplifica, a la perfección, la fascinación por la inmaterialidad, la transparencia y la sofisticación.
Las formas juegan con el efecto que tiene la resina cuando la luz se refracta a través de las partes sólidas, lo que la hace sencillamente fascinante. La silla se mantiene unida a través de muescas en cada articulación, pues Alistair Cochran decidió no usar pegamentos ni ningún tipo de sujetador.
Dicha pieza está inspirada en otro mueble hecho en 1976 por el diseñador de productos japonés Shiro Kuramata, pero su creador decidió actualizar su apariencia.
Algo maravilloso de esta silla es que se encuentra totalmente ensamblada a partir de páneles de resina, algo totalmente inusual a la hora de crear este tipo de piezas.
Gracias a que Ian Alistair Cochran eligió formas geométricas simples para dar vida a este mueble es que puede jugar, sin problema alguno, con diferentes colores en varios tonos.
Mediante el uso de color aplicado a través de un innovador proceso de pigmentación, Alistair Cochran ha creado hermosísimas y sencillas piezas de diseño de muy alta calidad.
Vale la pena subrayar que la resina es un material exigente, difícil de moldear y difícil de curar. Las burbujas de aire quedan atrapadas dentro, aparentemente imposibles de evitar y estropean el producto final, pero este diseñador hace posible lo imposible.
“No es como verter agua en una taza, donde estará clara y luego la sacaré de la taza y quedará clara”, explica Cochran a S Magazine. “Estoy trabajando desde atrás para evitar todos los dolores de cabeza que tiene este material. Luego trato de diseñar a partir de ahí”.
Es posible que Ian Alistair Cochran haya dominado el material, pero asegura que no ha terminado de trabajar con dicho material pues está explorando nuevas formas de trabajar con él, mezclándolo con otros materiales para crear nuevas texturas, nuevas formas y nuevas percepciones.