Cuando uno se topa por primera vez con la propuesta artística de la fotógrafa estadounidense Patty Carroll, uno suele quedar cautivado por los intensos y saturados colores que emplea.
Pero cuando uno pone atención a todos los detalles que captura con su lente, las composiciones e historias que presenta, todo la percepción sobre sus imágenes cambia, ya que no son solo brillantes y simpáticas tomas.
Básicamente lo que Carroll hace es que transforma lo cotidiano, como son las labores domésticas y las festividades más importantes en diversas partes del mundo, en escenas totalmente inusuales.
Por lo general esta artista, que se ha abierto paso en la industria fotográfica desde la década de los 70, cuestiona de forma bella (estéticamente hablando) todo lo que las mujeres enfrentan a lo largo de su vida y que tan normalizado tenemos.
Patty Carroll invita al espectador, de una forma sumamente artística y hasta con bastante humor, a reflexionar respecto a temas como el anonimato que padecen las mujeres al envejecer o cuando se vuelven madres, además de ese constante (y bastante traumático) deseo de ser y estar siempre perfectas.
Lo que hace esta creativa, y de una forma espectacular, es ocultar a las modelos dentro de cortinas o de objetos, convirtiéndolas así en parte de un simple escenario bien decorado ya que para ella esta es la realidad que muchas mujeres viven actualmente.
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