El trabajo del artista belga Nicolas Bets fusiona, de una forma maravillosa, la magia del mundo de la moda y la fotografía.
Las imágenes que este fotógrafo captura con su lente están llenas de colores vivos y de una gran espontaneidad que sencillamente invitan a disfrutar de la vida.
La trayectoria profesional de Bets inició cuando este, con solo 17 años, decidió dejar Bélgica, su país natal, para convertirse como su madre en fotógrafo en París.
Para alcanzar su meta decidió estudiar fotografía y tan solo un año después de matricularse se graduó ya que hizo todo lo que estaba a su alcance para aprender lo más posible.
Durante un lapso de siete años trabajó para grandes fotógrafos como Claus Wickrath y Jean-Daniel Lorieux, quienes le enseñaron varias cosas para mejorar su técnica, pero sabía que debía de hallar su propio estilo.
Por lo tanto, Nicolas Bets decidió probar suerte y empezó a trabajar por su cuenta. Rápidamente se abrió paso gracias a que fusionó la magia y el rigor de una forma sumamente inesperada creando así una estética única.
Sus fotografías, que siempre cuentan con un colorido toque, muestran a la mujer desde un ángulo inesperado y poco convencional.
El trabajo de Nicolas Bets resulta refrescante (y bastante irreverente) en la industria de la fotografía de moda gracias a que cuida cada detalle de las escenografías que presenta para transportar al espectador a otros mundos.