Muchas teorías giran alrededor de Leonardo da Vinci (1452 – 1519) y su obra Mona Lisa, un cuadro pequeño, de 77 por 53 centímetros, pero de fama mundial.
La Gioconda o Mona Lisa fue creada entre 1503 y 1506, y es un retrato de Lisa Gherardini, esposa del mercader Francesco del Giocondo.
El retrato se elaboró en el taller de Da Vinci en Florencia, Italia, donde sus alumnos aprendieron la técnica del genio plástico para crear sus propias pinturas.
Se llamó leonardeschi al estilo artístico de Da Vinci que aprendieron dichos aprendices en sus talleres de Milán y Florencia, y a estos discípulos se les denominó leonardescos.
La técnica principal del leonardeschi fue el sfumato, difuminado que consistió en sobreponer varias capas de fina pintura para dar un efecto melancólico, desdibujando tenuemente líneas y contornos.
Los leonardescos se dispersaron por todo el mundo llevando la técnica del genio italiano a otras tierras, por ello hay varias pinturas parecidas a la Mona Lisa, actualmente exhibida en el Museo de Louvre, en París.
Una de ellas es la llamada Gioconda Española que pudo ser hecha por Leonardo Fernando Yáñez de la Almedina (1505-1537), pintor español radicado en Florencia, conocedor de la obra de Da Vinci y con quien, presumiblemente, colaboró en la obra La batalla de Anghiari.
La Gioconda Española, exhibida en el Museo del Prado, en Madrid, fue restaurada en 2012 y sometida a pruebas de fotografía, químicas y radiografías. Los resultados develaron que esta versión se hizo al mismo tiempo que la Mona Lisa.
Diversas radiografías muestran que el maestro hizo correcciones en varias ocasiones al alumno, quien corrigió desde el boceto los trazos y pliegues de la ropa y fondo del personaje.
Sin embargo, también en 2012 la Mona Lisa Foundation, ubicada en Suiza, presentó a los medios de comunicación evidencias de que La Mona Lisa de Isleworth es la pintura original de las versiones que están en Francia y España.
Esta Gioconda, de rostro diez años más joven que la exhibida en Louvre, fue adquirida por Hugh Blaker, un coleccionista inglés, y después pasó a manos del magnate Henry F. Pulitzer, quien la heredó a su pareja y decidió resguardarla en un banco suizo.
Lo cierto es que habrá varias Giocondas en el mundo, como alumnos tuvo Da Vinci en sus talleres.