A veces, las viejas tradiciones son las mejores y el tatuaje Tebori es un ejemplo perfecto de esto.
Muchas personas perciben que tebori es un proceso de tatuaje más doloroso y lento en comparación con las máquinas modernas, pero en realidad es todo lo contrario.
El trabajo de punción manual en el estilo de tatuar tebori es mucho menos doloroso, causa menos sangrado y es menos traumático para la piel que las máquinas, además de que estos tatuajes realizados de esta manera tienden a sanar más rápido y les salen menos costras.
Los tatuajes Tebori tiene una rica historia y tradición en Japón. Cabe señalar que hasta los últimos 40 años aproximadamente, todos los tatuajes se hacían a mano en Japón, desde el llamado body suit (que es el que se hace en todo el cuerpo y que generalmente sigue un mismo patrón) hasta la pequeña flor de un punto, y gran parte todavía se hace.
La mayoría de los artistas tradicionales de hoy en día en Japón todavía hacen todos sus tatuajes a mano en lo que respecta a la coloración y el sombreado negro mientras utilizan máquinas modernas para hacer líneas limpias y sólidas.
Si bien hay algunos artesanos dedicados que también crean sus líneas a mano, no se ve a menudo y, lamentablemente, parece ser un arte que se encuentra a punto de morir.
La tradición japonesa de este famoso tatuaje se encuentra asociada con el arte japonés del tallado en madera y la impresión en ese material, ya que los artesanos, tanto del tatuaje como del tallado, se llaman Horishi' o talladores.
Tebori significa tallar a mano debido a que la piel se tatúa de forma similar a un bloque de madera para hacer una impresión.
Se cree que muchos grabadores y talladores de bloques de madera del antiguo periodo Edo japonés también eran artistas del tatuaje en su tiempo libre debido a que las habilidades requeridas para ambos se superponían mucho.
Si bien puede ser cierto que los artistas del tatuaje pueden lograr detalles finos más precisos con máquinas, el estilo Tebori ofrece una apariencia de color mucho más saturada en la piel, además de una sensación muy diferente y única de la obra de arte en comparación con el trabajo de la máquina.