Las instalaciones que actualmente presenta Sarah Sze en la Fundación Cartier de París son un reto para la memoria y la percepción ya que a través de ellas cuestiona la forma en la que actualmente vivimos, en un mundo donde los límites de lo digital y lo material no están nada claros.
Pese a todas las referencias tecnológicas que la artista suele incorporar en sus trabajos, el universo creativo de Sze encuentra sus raíces y fuerza en lo analógico.
Lo anterior puede sonar sumamente extraño si en Night into Day, montada en el emblemático edificio de Jean Nouvel de la fundación, hasta experimenta con la realidad aumentada, pero esto solo lo hace para desdibujar los límites.
La idea de esta pieza que ha llamado tanto la atención surgió en medio de la pandemia del Covid-19, ya que la percepción del tiempo y del espacio cambió.
Ante esto, la artista estadounidense Sarah Sze puso manos a la obra y decidió, una vez más, explorar la dinámica humana en un entorno extraordinario.
Night into Day, como varias de sus obras anteriores pasados, combina pantallas de video, proyecciones, luces, pinturas y objetos encontrados. Aparentemente es una sola obra, pero en realidad son dos instalaciones las que conforman esta creación.
La primera es Twice Twilight, un planetario en la oscuridad, y la segunda es Fallen Sky, una estructura que asemeja ser una piscina bajo un péndulo oscilante, la cual registra los cambios en el tiempo y el espacio.
A ambas obras se les conoce como Night Into Day y Sarah Sze las concibió y creó en el aislamiento que realizó durante meses por la pandemia.
Con ellas, la artista logra mostrar la clase de confusión en la que actualmente vivimos sumergidos al combinar lo real y lo digital y cómo es que el mundo se transformó en un santiamén sin cuestionamiento alguno.
Sze es reconocida a nivel mundial por crear impresionantes espacios temporales que juegan con planos entrelazados y en este caso su ejecución fue perfecta ya que el espectador no sabe si está afuera o dentro.
A través de los años, Sarah Sze ha creado varias obras que giran en torno a la circularidad, sobre todo en cuestión planetaria y de tiempo, y esta es probablemente una de las más complejas que ha presentado y que valen la pena experimentar.
Night into Day estará abierta al público hasta el 30 de mayo en la Fundación Cartier de París.