El realismo socialista fue una corriente artística cuyo propósito era expandir la conciencia de clase y el conocimiento de los problemas sociales.
Fue una tendencia artística impuesta oficialmente durante gran parte de la historia de la Unión Soviética, particularmente durante el gobierno de Stalin, en la República Popular China y, en general, en la mayoría de los países socialistas.
El realismo socialista tiene sus raíces en el neoclasicismo y las tradiciones realistas de la literatura rusa del siglo XIX, que describe la vida simple del pueblo, de lo cual es un exponente la obra de Máximo Gorki.
Este movimiento buscaba exaltar a la clase trabajadora común, presentando la vida y el trabajo industrial o agrícola como algo admirable.
Con esto, el realismo socialista se distancia del arte aristocrático producido bajo los zares durante los siglos anteriores.
Los pintores representan campesinos alegres y musculosos, trabajadores de fábricas y granjas colectivas, maquinaria.
Numerosos retratos heroicos de Stalin formaron parte de la producción de obras de este movimiento, así como pinturas que exhibían los logros de la economía soviética.
La novela La Madre de Máximo Goorki es considerada como la primera obra realista socialista.
El pintor Alexander Deniega aportó notables escenas patrióticas de la Segunda Guerra Mundial, las granjas colectivas y el deporte.
Yuri Pímenov, Borís Kustódiev y Gueli Kórzhev son otros de los pintores que destacaron en este movimiento.