Ferdinand Hodler se convirtió en uno de los principales pintores del simbolismo centroeuropeo de finales del siglo XIX.
Nacido en Suiza el 14 de marzo de 1853, determinó su arte por la concepción del mundo personal, la simetría y el ritmo.
De origen humilde y huérfano desde temprana edad, inició con la pintura a los 18 años, de la mano de Ferdinand Sommer.
Entre sus primeras obras destacaron los paisajes, composiciones figurativas y retratos, así como algunas representaciones de la clase trabajadora.
En 1871 se trasladó a Ginebra para estudiar en la École des Beaux-Arts, donde comenzó a exponer obras en las que predominaban las representaciones de la clase trabajadora.
Sin embargo, años más tarde viajó a Madrid, donde estudió a los grandes maestros del Museo del Prado, lo que cambió su trabajo al simbolismo centrado en los estados mentales, cuestiones filosóficas del ser humano, la muerte y el sueño.
Además, dedicó gran parte de sus pinturas a personajes y paisajes suizos, lo que mereció su reconocimiento nacional. Incluso, expuso junto a grandes figuras como Edvard Munch y Axel Gallén en la Secession de Viena.
Durante los últimos años de su vida, Ferdinand Hodler se convirtió también en uno de los muralistas más innovadores de la época hasta su muerte el 19 de mayo de 1918.