Daniel Eime es un artista portugués de 36 años cuyas obras de esténcil intentan siempre escapar de la técnica general con pintura estática y textura de spray que impera en el arte urbano.
Los rostros en blanco y negro son las bases centrales que utiliza hasta hoy, siempre con pincel. Con la calle como su mejor espacio para pintar, ya integró el trabajo en varias iniciativas como decoraciones de espacios, eventos promocionales, exposiciones individuales y colectivas, intervenciones urbanas, festivales de arte callejero y publicaciones en revistas y libros.
Eime nació en 1986 y se licenció en escenografía. Aunque ha trabajado un par de años en este ámbito, desde 2011 vive casi exclusivamente para el arte urbano y la pintura.
Daniel empezó a pintar en la calle con tan solo 16 años, pero su gran pasión por el arte, especialmente por el dibujo, llegó mucho antes.

El graffiti fue su primer paso pero después de dos años comenzó a experimentar nuevas formas de arte callejero, como pegatinas, carteles y finalmente el famoso esténcil, que básicamente es una plantillas que cuenta con un dibujo recortado que permite pintar encima, de manera que solo quede pintada la forma del hueco cortado.
Esta última técnica fue la que realmente despertó su curiosidad de formas inimaginables. Desde 2008 comenzó a centrarse en el arte del esténcil y, hasta ahora, cada nuevo trabajo es una nueva oportunidad para explorar más esta técnica.

En su obra combina el esténcil, el dripping y algo de realismo para representar obras con personajes extraños, cuya mirada es a menudo enigmática.
Daniel Eime construye diferentes tonalidades y matices que componen estos numerosos retratos, apelando a un arte más manual, en el que no solo dominan los sprays.
En los últimos años ha expuesto en diferentes países, como Inglaterra, Francia, Italia y Suiza. Algunos nuevos proyectos le llevarán a Alemania, Rusia y España.