Cimabue, seudónimo artístico de Cenni di Pepo (1240-1302), fue un pintor y creador de mosaico italiano.
Se le considera iniciador de la escuela florentina del Trecento y como el último gran pintor de la tradición bizantina.
Cimabue aseguró la renovación de la pintura bizantina rompiendo con su formulismo e introduciendo los elementos del arte gótico, como el realismo de las expresiones de los personajes.
Desde ese punto de vista puede ser considerado como el iniciador de un tratamiento más realista de los temas tradicionales, detalle que lo convierte en precursor del realismo del Renacimiento florentino.
Sus primeras obras conservan el bizantinismo: rigidez, drapeados de las telas marcados por hilos de oro, pero luego se desmarca de estos modelos.
Cimabue comienza a entroncar con la herencia de finales de la antigüedad: tratamiento más sutil, más suave, especialmente en la coloración de la carne; sustitución de los drapeados por pliegues profundos; y uso de un cromatismo delicado de colores sobresalientes.
Al pintor italiano le corresponde un paso fundamental en la transición de las figuras hieráticas e idealizadas de tradición bizantina hacia verdaderos sujetos, dotados de humanidad y emociones, que serán la base de la pintura italiana y occidental.
El arte de esa época comprende escenas y formas que parecen muy planas y estilizadas.
Cimabue fue pionero en una tendencia al naturalismo, ya que sus figuras estaban representadas con sombres y proporciones más parecidas a las reales.