El 6 de marzo de 1881 nace la pintora española María Blanchard, considerada la gran dama del cubismo.
Blanchard, tenía joroba a consecuencia de la caída que sufrió su madre embarazada, al bajarse de un coche de caballos.
Esta deformidad resultante de una cifoescoliosis con doble desviación de columna, condicionó parte de su vida, pero no su obra.
Blanchard, vivió la mofa en España y la crueldad de los niños; sin embargo, su condición no mermó sus deseos artísticos.
En 1903 viajó a Madrid para formarse en el estudio de Emilio Sala, cuya precisión en el dibujo y exuberancia en el color influirían en sus primeras composiciones.
París: su verdadero hogar
Años después, viajó a París donde se sintió libre y acogida.
Ahí conoció a los artistas Hermenegildo Anglada Camarasa y Van Dongen, quienes orientaron su trabajo hacia el color y la expresión.
La artista rusa Angelina Beloff, se convirtió en su amiga íntima, con quien viajó a Londres y Bélgica, donde coincidieron con Diego Rivera.
Para sorpresa de Blanchard, el muralista mexicano se convirtió en su amor no correspondido.
En 1910, acudió a la academia de la pintora rusa María Vassilief, donde finalmente conoció el cubismo.
Dos años más tarde, Blanchard se instaló en el barrio de Montparnasse, donde compartió casa y estudio con Diego Rivera y Angelina Beloff.
En esta segunda estancia parisina coincidió con el círculo de la vanguardia cubista, especialmente con Juan Gris y Jacques Lipchitz.
En 1915, regresó a España, donde ejerció durante un tiempo como profesora de dibujo, pero la humillación de sus alumnos la llevó a instalarse definitivamente en París.
La Mujer con abanico (1916), Naturaleza muerta (1917) o Mujer con guitarra (1917), son algunas de sus obras famosas.
En ellas presenta ejemplos del intenso estudio que realizó sobre la anatomía de las cosas.
Blanchard, al igual que los otros pintores cubistas, expuso en el Salón de los Independientes de París, siendo La Comulgante su obra más famosa y con gran éxito de crítica.
Distanciada de Juan Gris desde hace unos años, su muerte le provocó un grave estado depresivo.
Refugiada en el misticismo y la religión siguió pintando incansablemente.
Su estado anímico se recuperó cuando su primo, Germán Cueto, escultor, se instaló por iniciativa de la pintora en París junto a su esposa, la tapicera Dolores Velázquez y sus dos hijas Ana y Mireya, a las que retrató en varias obras, todo su amor maternal.
Pese a vivir los siguientes años de su vida enferma y en descuido total, Blanchard siguió trabajando, exponiendo y viajando.
El 5 de abril de 1932, murió la más grande y enigmática pintora de España. Fue enterrada en el cementerio de Bagneux.
Francisco Pompey, André Lhote, César Abín, Angelina Beloff, Isabel Rivière y parte de su familia dieron el último adiós a la dama del cubismo, acompañados de un buen número de vagabundos a los que la artista ayudó a lo largo de su vida.
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