El mundo ingresó al siglo XX con optimismo, y aunque este período comenzó con prosperidad, pronto se convirtió en uno caracterizado por dos guerras mundiales y una severa depresión económica.
Estos eventos marcaron el comienzo de una nueva era en la literatura, el Modernismo, que nació en Hispanoamérica con Rubén Darío como precursor, y prosperó cuando los escritores comenzaron a intentar expresar la vida moderna con sus escritos.
Con Azul, obra publicada en 1888, el nicaragüense inició este movimiento con un lenguaje culto y refinado, dando musicalidad a las oraciones y con una nueva composición de los recursos estilísticos como metáforas, comparaciones y retruécanos. Su forma de escribir generó una abundancia de imágenes con descripciones más vívidas y pormenorizadas.
El Modernismo de Rubén ensalzó los sentimientos y el entorno, en particular, recuperó rasgos y momentos de la historia latinoamericana y cuestionó las actitudes sociales por medio de fabulaciones complejas pero ilustrativas.
Con el paso de los años, la corriente se fue desarrollando a través de letras que destacan los beneficios de la juventud, la belleza femenina, el ímpetu por vivir, el valor de la libertad y la aceptación de sí mismo. Entrando hacia los 1900 y sus primeras décadas, la forma empezó a decaer ante la llegada de la Gran Depresión, pero sirvió de bálsamo en los siguientes años, por lo que renació, recobró fuerza, e impulsó una era de audacia floreciente y vida acelerada y extravagante.
El gusto por el refinamiento expresivo, la búsqueda de la sonoridad del lenguaje y la pretensión de cosmopolitismo fueron fortaleciendo al género, y aunque no fue un movimiento unificado con programa, representó el espíritu de una época que inspiró a muchos escritores de diferentes países, que sin conocerse entre sí, se encontraron en una nueva manera de tratar la palabra.
Esta forma de literatura caótica, como muchos otros autores se referían a ella, reveló la inestabilidad de la mentalidad del pueblo que intentaba comprender lo que sucedía a su alrededor, envuelto en una pérdida de fe y un colapso de la moral y los valores.
Si el lenguaje del realismo y el naturalismo decimonónicos se dirigía a un público mayoritario, el del Modernismo apunta a una minoría selecta y exquisita, proclive al deslumbramiento producido por adjetivos atípicos y por otras rarezas y exotismos.
Quizá no haya otro movimiento literario contemporáneo que se lleve a cabo en un marco cronológico tan amplio como el del Modernismo, que presume autores desde 1880 hasta 1939, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, que significó el final de la era modernista y su literatura rebelde e inconformista ante todo lo establecido.
En términos generales, la corriente del Modernismo representó idealmente una evolución en los modos de entender y percibir el lenguaje, los sentimientos, belleza, las comparaciones y la métrica. Se trató, fundamentalmente, de una renovación estética que innegablemente se inflitró en la cultura iberoamericana y su literatura.
A continuación hacemos un repaso de algunos otros de los autores más destacados del movimiento:
José Martí
A diferencia de la obra temprana de Rubén Darío, para José Martí, el arte siempre fue un vehículo o instrumento en el cual el escritor se podría apoyar para expresar sus emociones y sentimientos humanos, y a su vez, mejorar las condiciones de su sociedad.
Una de las características más importantes de la obra de Martí es su profundo sentimiento antiimperialista, ya que vivió en los Estados Unidos en un tiempo donde se veía con preocupación la influencia norteamericana en América Latina. Es por ello que sus discursos y sus ensayos literarios manifestiestan constantemente esta inquietud.
Al final de su vida, el periodista y ensayista fue un poeta que logró grandes éxitos ahondando hasta lo más profundo de su expresión personal.
Manuel Machado
El hermano del también poeta Antonio Machado es considerado una de las figuras más importantes del movimiento en España. Fue autor de numerosas composiciones, recogidas en Alma (1902), Caprichos (1905), Cantares (1907), Cante Hondo (1912).
La poesía de Machado se combina el andalucismo con la visión cosmopolita de la vida, convirtiéndolo en autor de sonetos de gran espiritualidad y fe.
En 1913 afirmó que “el modernismo no existe ya”.
Amado Nervo
La obra de Nervo estuvo influenciada por la lírica modernista de escritores como Manuel Gutiérrez Nájera, Luis G. Urbina, José Juan Tablada, y Balbino Dávalos, quienes a su vez fueron atrapados por el trabajo de Rubén Darío.
Como poeta su obra es rica en metáforas, musicalización, pasión lírica y fuerza expresiva, luminosa y oscura.
Fue, quizá, el poeta mexicano más popular de la primera mitad del siglo XX, y aunque su imprescindible obra contrajo filias y fobias, su constante búsqueda de respuestas existenciales, y su inconmesurable arrojo de emociones y fuerza expresiva de sus metáforas produjeron un trabajo que se realza como uno de los más importantes de la corriente.