Aldous Huxley y George Orwell escribieron libros con una visión poco alentadora del futuro; el primero lo hizo con “Un mundo feliz”, de 1932, y el otro con “1984″, publicado en 1949.
Orwell y Huxley simplemente se conocían y se encontraron en Eton, ciudad en el condado de Berkshire, Inglaterra, donde Huxley trabajaba como profesor de francés, y Orwell fue uno de sus alumnos.
Sin embargo, ninguno de los dos tenía idea que años más tarde se volverían a ver para discutir sobre sus libros futuristas.
A pesar de no tener tanto contacto, en 1949, George Orwell recibió una curiosa carta de su antiguo profesor de francés de secundaria.
Orwell acababa de publicar su innovador libro 1984, que recibió críticas entusiastas de casi todos los rincones del mundo de habla inglesa.
Huxley comienza la carta elogiando el libro, describiéndolo como "profundamente importante". Continúa diciendo: “La filosofía de la minoría gobernante en Mil novecientos ochenta y cuatro es un sadismo que ha sido llevado a su conclusión lógica yendo más allá del sexo y negándolo”.
Luego, Huxley cambia de tema y critica el libro, escribiendo: “Parece dudoso que la política de la bota en la cara pueda continuar indefinidamente. Mi propia creencia es que la oligarquía gobernante encontrará formas menos arduas y derrochadoras de gobernar y de satisfacer su ansia de poder, y estas formas se parecerán a las que describí en Brave New World”.
Básicamente, mientras elogia 1984, Huxley argumenta que su versión del futuro era más probable que sucediera.
En el aparentemente estado distópico mundial de Huxley, la élite entretiene a las masas para que se sometan con una droga que adormece la mente llamada Soma y un buffet interminable de sexo casual.
La oceanía de Orwell, por otro lado, mantiene a las masas bajo control gracias a una guerra interminable y un estado de vigilancia hipercompetente.
A primera vista, puede parecer que son diametralmente opuestos pero, de hecho, un mundo orwelliano y uno huxleyano son simplemente dos modos diferentes de opresión.
Obviamente, no estamos ni cerca de ninguna visión distópica, pero el poder de ambos libros es que aprovechan nuestros miedos al estado y crean novelas tan fantásticas como aterradoras.
Es así que se fundamenta la eterna discusión entre ambos escritores, ya que cada uno se sentía un visionario de la sociedad de consumo y veían sus obras “como una profecía que se acercaría mucho más a la realidad occidental”.
Los dos escritores enfrentaron las dificultades de la Primera y Segunda Guerra mundial, lo cual, seguramente, marcó su visión fatalista del futuro de la humanidad.
De este modo, "1984″ y “Un mundo feliz” son grandes visiones literarias de dos autores obsesionados por adelantarse a su época de la manera más exacta posible, y que acerca a ambos más de lo que se cree que están aparte.