"Una vez que comienzas a aplicar la pintura y el color, todo se mezcla, no puedes saber dónde termina la materia artificial y dónde comienza la piel real. A este momento lo llamo el momento del Dr. Frankenstein, porque me parece fascinante y estimulante como artista que, después de todo, he creado la vida".
Eso dijo Dick Smith, considerado el maestro preeminente del maquillaje cinematográfico de Hollywood, a la revista Back Stage West en 2004 cuando explicaba su proceso de trabajo, uno que comenzó en 1959 cuando trabajó para una adaptación televisiva de The Moon and Sixpence, donde se le pidió convertir a Laurence Olivier en una víctima de la lepra.
Smith se graduó de la Wooster School en Danbury, Connecticut, y luego ingresó a Yale, donde estudió pre-medicina, con la intención de ingresar odontología, aunque se especializó en zoología. Su vida dio un giro de 180 grados después de leer un libro sobre técnicas de maquillaje teatral titulado Paint, Paste and Makeup, por lo que decidió adentrarse en esta disciplina para el grupo de teatro de la universidad, encotrándose fascinado y descubriendo que contaba con un talento nato.
A pesar de este descubrimiento, el trabajo tuvo que esperar ya que sirvió en el ejército de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, donde nunca dejó de mandar fotos de sus técnicas de maquillaje a las oficinas de estudios cinematográficos, aunque sin éxito.
Lo que sí consiguió fue el trabajo de Director de Maquillaje para la estación neoyorquina de televisión, WNBC, donde laboró por 14 años bajo el mando del productor David Susskind, y comenzó a enseñar innovadores métodos de su oficio, incluyendo máscaras faciales protésicas, herramientas no tan exploradas en el cine de esos años.
Normalmente, las máscaras o maquillaje de aquel entonces se fabricaban en una sola pieza, pero Smith las comenzó a elaborar en tres piezas de látex de espuma, una técnica que permitía a los actores utilizar toda su gama de expresiones faciales, demostrando ser una técnica superior en comparación a las formas de sus otros colegas.
En 1965, tras varias críticas, Dick Smith publicó un libro instructivo titulado Dick Smith's Do-It-Yourself Monster Make-up Handbook, que catapultó aún más sus habilidades y le fue abriendo las puertas a aquellos sitios que lo habían ignorado años atrás. Para 1967, Smith trabajó en el maquillaje para dos episodios de la telenovela Dark Shadows, que cuenta la historia del vampiro Barnabas Collins, que le sirvió como ejemplo, a él y a toda la industria, de la magia que podía lograr.
En 1970, debutó en el cine con Little Big Man, protagonizada por Dustin Hoffman, quien envejecía 120 años, por lo que trabajó seis semanas en el maquillaje de su vejez, utilizando referencias fotográficas para cada arruga.
Así, Dick Smith no solo dio vida a lo fantásticamente extraño, le dio una realidad convincente y creíble a lo fantásticamente extraño. Su cuidado al detalle, a la investigación, y a la movilidad completa de los actores evolucionó el campo del maquillaje de efectos especiales en las décadas de 1970 y 1980, ganando inclusive un Oscar por su trabajo en Amadeus, donde Smith hizo lo que considera su mejor trabajo al crear la piel y el cabello que transformaron al actor F. Murray Abraham en el envejecido compositor Antonio Salieri, el amargado rival de Wolfgang Amadeus Mozart, y otro honorífico en 2012 por su trayectoria.
Entre sus muchos logros, convirtió a Marlon Brando en un Vito Corleone envejecido en El Padrino, de 1972; transformó el cuerpo de William Hurt en una mancha amorfa en Altered States, de 1980; y horrorizó a los espectadores con efectos especiales que revuelven el estómago en El exorcista, de 1973, donde cicatrices faciales y los dientes podridos de la niña Blair comprueban un estándar bastante alto para un maquillador de la industria.
Con su innegable arte que se ve también en películas como Taxi Driver, de Martin Scorsese, Dick demostró que el maquillaje no solo se trata de hacer que las personas luzcan aterradoras o viejas, sino de extenderles su rango actoral y permitirles verse y sentirse en la piel de alguien que vivió una vida muy ajena a la suya.
"Dick es responsable del estado del arte en el maquillaje protésico hoy", dijo Rick Baker, siete veces ganador del Oscar, a The Post. “Mientras todos los demás hacían máscaras a partir de un solo molde, Dick hizo estas múltiples piezas y las colocó en capas en la cara. Hoy, así es como todo el mundo lo hace".
De ese tamaño es la escuela del nacido el 26 de junio de 1922, en Larchmont, Nueva York, y que murió el 30 de julio de 2014 en su casa de Los Ángeles, California.