Los dibujos de Franz Kafka: La mente gráfica de un literato
Franz Kafka fue un artista que dejó plasmó su ingenio en cuentos, novelas, cartas, diarios y... dibujos.
Así es, el autor tuvo una etapa de dibujante en la que realizó varios bocetos. Con estos trazos quería convertir sus emociones en imágenes y en algunas ocasiones, acompañar sus escritos. Cuarenta de estas ilustraciones están reunidas en el libro Dibujos de Kafka.
"Todas las cosas del mundo humano son imágenes que han despertado a la vida". Kafka
Escritura privada
Esta etapa comenzó cuando Kafka estaba en la universidad y se aburría en sus clases de leyes. Eso lo llevo a garabatear en las hojas creaciones que definía como pintarrajos o jeroglíficos. El autor creía que sus ilustraciones eran muy personales y no debían compartirse con nadie, ya que estaban hechas desde la pasión y carecían de proporciones.
Esto significa dos cosas: que estamos contradiciendo la voluntad de Kafka, y que él se percataba perfectamente de su poca destreza. Sin embargo, sorprenden sus intentos por plasmar aquello que le inquietaba.
El autor amaba el arte, y siempre quiso desarrollar esta faceta. Sus pintores favoritos eran Ingres y Van Gogh y amaba también la pintura japonesa.
Aunque sus trazos no tienen gran destreza, varios lo han vinculado con diferentes corrientes artísticas. Por ejemplo, el artista Fritz Feigl lo consideró como un expresionista, mientras su amigo y albacea Max Brod lo ha definido como realista.
Durante su vida, Kafka tuvo que enfrentar la tuberculosis, la hostilidad de su familia hacia su vocación literaria, un empleo de burócrata que le aburría terriblemente y varios amores fallidos.
A pesar de todo eso se dedicó intensamente a la literatura y nos dejó varias narraciones valiosas, que reflejan la realidad simbólica sometiéndola a las metamorfosis propias de la angustia contemporánea. Finalmente sus dibujos nos acercan a su lado más íntimo, porque son su escritura privada.