Un día como hoy, nació Antoni Gaudí arquitecto español y máximo representante del modernismo catalán.
Gaudí se distingue de entre todos los arquitectos de la historia por su gran capacidad imaginativa que le permitía proyectar mentalmente la mayoría de sus obras antes de pasarlas a planos.
Gaudí poseía una fuerte intuición y capacidad creativa, misma que le permitía resolver sus construcciones tanto a nivel funcional como decorativo.
En sus obras integró toda una serie de trabajos artesanales que dominaba a la perfección: cerámica, vidriería, forja de hierro, carpintería, entre otros y tratamientos propios como su famoso trecandís se convirtieron en sello del español.
Celebramos la vida de este prominente arquitecto repasando tres de sus más grandes creaciones.
Park Güell (1900-1914)
Ubicado en la parte superior de la ciudad de Barcelona, España, Park Güell es un impresionante parque público de la etapa naturalista de Gaudí.
Construido entre 1900 y 1914 por encargo de Eusebi Güell, en esta obra, Gaudí perfeccionó su estilo personal, a través de la inspiración en las formas orgánicas de la naturaleza.
Con libertad creativa y una imaginativa creación ornamental: partiendo de cierto barroquismo, esta obra posee una gran riqueza estructural.
En Park Güell, Gaudí liberó todo su genio arquitectónico y puso en práctica muchas de sus innovadoras soluciones estructurales.
La obra cuenta con una compleja iconografía con referencias que van desde la reivindicación política hasta la exaltación religiosa, pasando por la mitología, la historia y la filosofía.
Este parque forma parte del Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO.
Casa Batlló (1904-1906)
Ubicada en el número 43 de Paseo de Gracia, Casa Batlló es una de las construcciones más hermosas de Barcelona.
Originalmente, el edificio fue construido en 1877 por Emilio Sala Cortés (quien fuera profesor de Gaudí). En 1903 la adquirió D. Josep Batlló y Casanovas, un industrial textil propietario de varias fábricas en Barcelona.
Batlló concedió total libertad creativa a Gaudí en el inmueble, quien cambió completamente la fachada, amplió el patio de luches e hizo de su interior una auténtica obra de arte.
Esta casa reviste una enorme funcionalidad, más propia de nuestros tiempos que del pasado. Incluso se ven en ella elementos precursores de las vanguardias arquitectónicas de finales del siglo XX.
La Pedrera-Casa Milà (1906-1910)
Llamada popularmente La Pedrera (cantera en catalán), este edificio modernista de Gaudí también se encuentra en el Paseo de Gracia.
Esta construcción es reflejo de la plenitud artística de Gaudí y forma parte de su etapa naturalista.
La Pedrera consta de seis plantas articuladas alrededor de dos patios interiores, un sótano, un desván y la azotea.
Cuenta con tres fachadas que presentan una continuidad formal y estilística, que por su forma sinuosa y ondulada, parece una roca modelada por las olas del mar.
El conjunto de entrantes y salientes imprime un dinamismo a la par que le otorga la sensación de estar en movimiento y crea un juego de luces y sombras en constante cambio según la hora del día o la posición del espectador.
Además, los 33 balcones de hierro forjado con forma similar a las algas marinas completan esta obra escultórica de gran tamaño.