Gordon Matta-Clarck es como un poliedro artístico al cual es posible observar desde distintos puntos.
Nació el 22 de junio de 1943 en el seno de una familia dedicada al arte –sus padres fueron los artistas Roberto Matta y Anna Clarck–, y era ahijado de Teeny Duchamp, la esposa de Marcel.
Tras vivir su infancia entre Nueva York, París y Chile, estudió arquitectura en la Universidad de Cornell durante 1963 y 1968.
Época en la que nació su vocación por explorar el poder de la transformación y se sumó a la idea de los “artistas de la tierra”, quienes rechazaban la mercantilización del arte.
Reconocido por sus monumentales “recortes de construcción” en las fachadas de edificios abandonados, Matta-Clarck se opuso y debatió el papel del arquitecto.
Con ello tomó como bastión la idea de crear nuevas comprensiones de la relación de un sujeto con el espacio e involucrar al espectador a cuestionar las categorías de propiedad y uso.
Matta-Clarck creía que debíamos expandir la experiencia de vivir en una ciudad al cohabitar física y mentalmente sus espacios subterráneos e inaccesibles; y, a partir de esto, reflexionar acerca del desarrollo y la estratificación económica.
La percepción creativa del denominado “anarquitecto” jugó en distintos fuertes, como el de la fotografía, el cine, el performance, el collage de fotos, la escultura y el dibujo.
Prácticas con las que se sumergió en una experimentación que parecía infinita hasta que vio fin con el fallecimiento del artista a los 35 años en Nueva York.