La gran tienda departamental de lujo neoyorquina, Bonwit Teller & Co. ha estado presente en la cultura popular desde hace muchos años como referente histórico en distintas series y películas: Mad Men, Breakfast at Tiffany’s o Rocky II; debido a que frente a íconos como Saks Fifth Avenue, este almacén destacó por la calidad de sus productos y por ofrecer salarios superiores a la media.
Inaugurada hacia 1898 por Paul Bonwit y Edmund D. Teller, la firma se alojó en la esquina de la Quinta Avenida y la calle Treinta y Ocho en 1907 con la intención de ofrecer: “una exhibición poco común de prendas de vestir de fuentes extranjeras y nacionales”.
Bajo la visión de atraer a los consumidores ávidos de adquirir prendas inusuales y exclusivas a precios moderados, 23 años más tarde se mudó al antiguo edificio de Stewart & Co., una construcción de doce pisos de piedra caliza y granito diseñado por Warren y Wetmore, los arquitectos de la Grand Central Terminal. Dicha sede se convirtió en la tienda insignia de la empresa durante cinco décadas.
No obstante, tuvo sucursales en otros lugares, como Manhasset, White Plains, Scarsdale, Cleveland, Chicago, Boston, Miami Beach y Palm Beach.
Reconocida por ser impulsora de nuevos talentos locales e internacionales, como Christian Dior y Calvin Klein a mediados del siglo XX, también sobresalió por su propensión al mundo del arte.
Fue así que en 1939 la tienda contrató a Salvador Dalí como diseñador de escaparates. De esta colaboración surgieron dos creaciones, uno para el día –que mostraba a Narciso personificado por un maniquí dentro de una bañera–, y para la noche, en donde se expuso a un maniquí sobre un lecho de brasas enmarcado por una cabeza devoradora de palomas.
Aunque esta muestra no fue bien recibida por los consumidores y tuvo que ser reemplazada por maniquíes con trajes habituales, a partir de 1955 los artistas Jasper Johns y Robert Rauschenberg exhibieron sus obras en los escaparates de la tienda, bajo el seudónimo de Matson Jones.
Luego de numerosas colaboraciones entre la empresa y otros artistas, entre ellos el referente del arte pop, James Rosenquist –quien también diseñaba escaparates para Tiffany’s y Bloomingsdale’s–, en 1962 Andy Warhol expuso por primera vez su obra pop en Bonwit Teller & Co.
Por iniciativa del director de exposiciones, Gene Moore, la muestra de Warhol fue coordinada por Clinton Hamilton, quien conocía al artista por la leyenda del diseño Nathan Gluck, y se presentó al estudio de Andy para seleccionar las pinturas a exponer; no obstante, el ilustrador entregó otras obras: Advertisement, Before and After I, Little King, Superman y Saturday’s Popeye.
La exhibición duró una semana, y formó parte de las selectas colecciones temporales que creó la empresa a lo largo de los años hasta que los constantes cambios de propietarios y el auge de nuevas ofertas comerciales la guiaron a su cese definitivo en la década de los años noventa.
El sitio especializado de arte The Art Story define así esta etapa de promoción artística impulsada por los almacenes: “Bajo la dirección de Moore a mediados de siglo, Bonwit Teller dio a muchos artistas modernos sus inicios en el mundo del arte y el diseño. Con un reinado creativo libre, los artistas de vanguardia experimentaron en el escaparate de los grandes almacenes, convirtiendo una vitrina en un espacio artístico alternativo y presentando al público estilos nuevos y emocionantes”.
Dato curioso
En 1979, antes de que se declarara en quiebra Bonwit Teller, Allied Stores Corporation adquirió la empresa, excepto su tienda insignia en la Quinta Avenida, cuyo destino quedó en manos de Donald Trump, quien decidió demoler el edificio para sentar las bases de la primera Trump Tower.
Dicho acto fue condenado por los círculos culturales, debido a que en la demolición se perdieron numerosas obras de arte que habían sido prometidas al Museo Metropolitano de Arte.