El pintor italiano Giorgio de Chirico (1888-1978) es reconocido en el mundo por haber fundado el movimiento artístico Scuola metafisica, precursor del surrealismo.
Estudió arte en Atenas y Florencia y más tarde, en Alemania, ingresó a la Academia de Bellas Artes de Múnich, lugar en el que entró en contacto con las obras de Nietzsche y Schopenhaur.
En 1910, ya viviendo en Florencia, pintó El enigma de una tarde de otoño, la primera de sus obras de la serie Plaza metafísica.
En Turín, De Chirico quedó impresionado por lo que llamó “el aspecto metafísico de Turín” que se apreciaba en la arquitectura de sus arcadas y plazas.
Su periodo metafísico llegó entre 1909 y 1914 cuando el italiano pintó los cuadros que más le han dado reconocimiento mundial.
Ambientes sombríos y abrumadores prevalecen en sus obras. Gradualmente, la atención de Giorgio se fue desplazando hacia estudios de cuartos llenos de objetos.
De Chirico logra crear en sus obras espacios temporales en los que se puede encontrar la calma y el silencio.
El arte de De Chirico fue fuente de inspiración para grandes pintores como Max Ernest, Salvador Dalí y René Magritte.
Su obra es considerada una de las mayores influencias sobre el movimiento surrealista.
En 1925 publicó la novela Hebdómeros, considerada una de las grandes obras literarias del surrealismo.