Cómo trasladan las obras de arte de un museo a otro
Las obras de arte viajan de un lugar a otro todo el tiempo. Casi nunca nos percatamos de esto porque las vemos ya montadas, pero el proceso que siguen para llegar de un lugar a otro es muy interesante.
En primer lugar, para que una obra tenga permiso de viajar, el museo que la pide debe presentar un informe de instalaciones (facility report), en el que detalla sus condiciones de ventilación, temperatura, seguridad, etc.
Posteriormente, se hace un reporte de condiciones en el que se describen los detalles de la pieza. Esto ocurre porque las obras cuentan con un seguro, conocido como de clavo a clavo, que las protege con sumas millonarias desde que se descuelgan en su museo de origen, hasta que se cuelga en el museo que las recibe.
Embalaje
Todas las piezas viajan en un empaque único y especial llamado embalaje. La obra se envuelve en un papel de seda para evitar daños en la pintura y luego en otro papel más poroso que permita su respiración. Luego, se coloca en una caja de madera, acolchada en su interior, que fija la obra y amortigua los golpes que pudiera recibir. La caja va sellada, impermeabilizada y marcada como frágil.
Traslado y llegada
Después de ser embalada la pieza viaja por aire o por tierra acompañada de una persona de la institución de origen, que se conoce como comisario o correo.
Luego, cuando la obra llega al museo que la recibirá, se esperan dos días para que se aclimate antes de abrirla. Cuando la caja se abre deben estar el comisario, el encargado de conservación del museo y los museógrafos y la apertura se documenta en foto y video.
Antes de que la obra llegue al museo, ya se cuenta con un diseño expositivo con el que se sabe exactamente dónde se colocará. Finalmente, la obra se exhibe para que podamos contemplarla.
¿Te habías imaginado todos estos pasos?