Ewa Juszkiewicz rompe con los cánones estéticos y sociales establecidos para las mujeres, especialmente en el Renacimiento, y les da una nueva vida a sus protagonistas.
La obra de Juszkiewicz se basa en series de pinturas en las que los personajes principales son mujeres: madres, esposas, hijas que, en su momento, fueron catalogadas sólo como objetos anónimos de belleza y perfección, pero que reciben una nueva oportunidad de ser al entrar en contacto con la artista.
Ewa sustituye el maquillaje y los peinados de los retratos originales por masas de follaje, rasgos de encubrimientos de pliegues de tela o expresiones de enmascaramiento debajo de crustáceos, no oculta la figura, solo crea representaciones alternativas, imaginarias y fantásticas de mujeres.
La artista busca que el espectador reflexiones sobre el verdadero significado de la libertad de expresión e invita a reexaminar a esas mujeres y sus posiciones y verlas como son en verdad.