Transmitir el color y la sensualidad de los cabarets y teatros parisinos desde finales de 1890 a principios de 1900 fue parte del trabajo del artista e ilustrador parisino Jules Chéret (1836-1932).
La estridencia y sensualidad de esos sitios no serían conocidos en la actualidad si no fuera por sus trazos plasmados en carteles publicitarios de la época.
Por ello, Chéret es llamado el “maestro del arte del cartel” o “el padre del cartel moderno”.
Pero el camino a convertirse en un referente en la publicidad y en la creación de carteles no fue fácil; Chéret nació en 1836 en París, Francia, en una familia muy humilde, con una creatividad impresionante.
Debido a su origen humilde, el artista no fue a la universidad en un principio, sino que estudió un curso de dibujo y comenzó a trabajar creando pósters y portadas de libros, labor que realizó de 1859 a 1866.
Al ver su talento, que ocasionaba que las ventas de los productos que anunciaba aumentaran, Chéret fue seleccionado para crear cajas de un perfume llamado Eugéne Rimmel en 1866.
Esas ganas de crear y plasmar arte fueron las que llevaron al parisino a estudiar en la École Nationale de Dessin.
Durante su paso por la academia, el artista aprendió sobre las diferentes corrientes artísticas y aunque un tiempo pintó cuadros y retratos, encontró su pasión en la publicidad.
Las increíbles luces de neón de los cabarets y teatros parisinos como Eldorado, Paris Olympia, Folies Bergére y hasta el Moulin Rouge no podían ser captadas por las cámaras de la época, ya que su tecnología no lo permitía.
Sin embargo, los trazos de Jules Chéret lograron transmitir la sensualidad, estridencia y diversión que se podían presenciar en estos recintos.
Debido a su talento y a su currículum, al ilustrador le permitían tener el control artístico de su obra.
Era tan dedicado y perfeccionista, que mientras los litógrafos de la época hacían varias pruebas antes de plasmar en piedra o metal para poder hacer las reimpresiones, el parisino dibujaba directamente sobre la piedra, creando imágenes llenas de dinamismo y complejidad.
Tampoco escatimaba en colores: las luces rojas que surcaban los cielos parisinos por la noche también aparecían, brillantes y atrayentes, en sus pósters, anunciando que el cabaret o teatro que se buscaba estaba ya cerca.
Este tipo de carteles fueron tan importantes que en 1890 el gobierno francés le otorgó a Chéret la medalla de la Legión de Honor, debido a que gracias a su publicidad, mejoró el comercio y la industria en la capital francesa.
Durante su larga vida, ya que murió a los 96 años, Chéret diseñó más de mil carteles para teatros, compañías, productos, cabarets, artistas y hasta medicamentos.
Chéret dejó un legado en los ámbitos del diseño gráfico y la publicidad que aún hoy, más de cien años después y con un avance tecnológico sin precedentes, sigue siendo un referente para quienes buscan transmitir el amor a una ciudad y a su vida nocturna.