Hay obras de arte que quedan grabadas en nuestra memoria por el impacto que tienen en nosotros y justo es lo que pasa cuando uno tiene la oportunidad de disfrutar en vivo de las instalaciones de la artista japonesa Chiharu Shiota.
Lo que Shiota hace, si es que podemos definirlo ya que va mucho más allá, es pintar en el espacio. Tal vez no muchos lo sepan, pero sus comienzos en el mundo del arte se dieron a través del dibujo y el dibujo en tres dimensiones.
Los hilos de lana con los que usualmente trabaja son el material perfecto para crear mundos en el aire.
A través de los años, Chiharu Shiota se ha consolidado como una de las artistas contemporáneas más importantes, pero a esto a ella le tiene sin cuidado ya que en diversas entrevistas que ha dado siempre recalca que a ella lo que le mueve en este mundo es seguir creando, tejiendo en el aire, y como buena japonesa lo hace con disciplina, trabajando ocho horas todos los días.
Llevar a cabo instalaciones monumentales como las que ella hace no es cosa sencilla, por lo que sus creaciones requieren de planeación y un montón de paciencia.
Cada instalación, como cada ser humano, tiene necesidades en específico así que no podemos hablar del tiempo promedio que invierte en cada pieza, pero lo que sí podemos decir es que cada una conlleva muchísimas horas de trabajo, ayuda de más personas y cientos de kilómetros de hilos de lana de diversos colores para su realización.
Algo realmente asombroso en el proceso de Shiota es que ella solo acostumbra a esbozar sus obras, porque no le gusta hacer esquemas detallados previos. Necesita estar en el lugar para saber cómo se desarrollará la pieza.
La artista emplea un sistema de triángulos que le permite trazar formas curvas que suelen estar realzadas por impresionantes juegos de luz y sombras.
El resultado que siempre obtiene la aclamada artista japonesa son complejas y enmarañadas creaciones que se alzan en el aire con una magia especial, las cuales invitan al espectador a disfrutarlas, pero también a reflexionar sobre el impactante caos que tiene frente a sus ojos.
Las lecturas que se pueden hacer de cada una de sus obras son variadas, pero sin duda las piezas que trabaja con hilo rojo estremecen.
Cuenta una leyenda japonesa que las relaciones humanas están predestinadas por un hilo rojo que los dioses atan al dedo meñique de aquellos que tienen como objeto encontrarse en la vida y lo que hace Chiharu Shiota en cada una de sus piezas es precisamente hablar de todo lo que conecta a la gente, de los miles de cambios que se pueden dar en las relaciones humanas.
Cada instalación de esta artista es un universo en el que se recorre un camino de incertidumbre y asombro. De acuerdo con su perspectiva, toda persona emprende un viaje personalísimo, pero rara vez acaba llegando a donde quería llegar y eso no está mal al final, pero se necesita de perspectiva para poder entender esto.