De acuerdo con registros históricos, el ladrillo tiene más de 11 mil años de existir; ya desde la época neolítica se usaba para reforzar muros y murallas.
Su versatilidad, precio y estética lo hacen una pieza clave en la mayoría de las construcciones y es por ello que es el protagonista en los Brick Award.
Desde el 2004, la constructora austriaca Wienerberger AG entrega este premio a las obras que colocan al ladrillo como el centro de atención de la casa o edificio, demostrando lo emocionante, excepcional y moderna que puede ser la arquitectura con este material.
Te presentamos a tres talentosos que se han hecho acreedores al Brick Award en su edición de este 2020:
Estudio Iturbide
La fotógrafa mexicana Gabriela Carrillo y su hijo Mauricio Rocha son los talentos detrás de este estudio que fue construido en un terreno baldío en las inmediaciones de su casa, con una sola condición: tenía que ser de ladrillo.
La pareja de madre e hijo resultaron ganadores de la categoría Feeling at home (Sentirse como en casa), con su construcción en una parcela de 7X14 metros de una torre de ladrillo de tres pisos que se eleva sobre la estructura de los edificios vecinos de poca altura.
La torre consta de tres salas apiladas de 28 metros cuadrados; su estructura está flanqueada en los lados norte y sur por un patio, donde resaltan los colores de los ladrillos que la rodean.
Todas las habitaciones se abren a través de ventanas corredizas, mientras que las paredes fabricadas con ladrillos hechos a mano son de un color marrón rojizo de un fabricante en Puebla.
Gracias a la mampostería calada, en el interior emerge un juego de luces y sombras, que cambia con la posición del sol conforme avanza el día.Por lo tanto, el estudio está protegido del mundo exterior sin estar completamente desconectado de él.
Universidad de Silesia, Facultad de Radio y Televisión
Esta obra, ganadora en la categoría de Sharing Public Spaces (Compartiendo espacios públicos) es un trabajo en equipo de los estudios BAAS Arquitectura (España), Grupa 5 architekci (Polonia), Maleccy buido projektowe (Polonia).
Detrás de la pantalla de ladrillos oscuros, el edificio de la facultad se abre a nuevos espacios, iluminados cuando es necesario, sombríos e incluso un poco oscuros, con las aulas y los estudios que rodean el patio interior.
La cortina de ladrillo está hecha del mismo material que la casa sobreviviente del siglo XIX, por lo que el edificio tiene una textura consistente.
Estos ladrillos, quemados en los últimos hornos de carbón de Europa, están matizados con sinterización oscura y graduaciones de color en todo el edificio.
Los arquitectos muestran cómo un edificio en el centro de la ciudad de Katowice, Polonia, puede ser innovador y, al mismo tiempo, honrar la memoria de un tiempo pasado: de acuerdo con el jurado del Brick Award, la casa es uno de los edificios sobrevivientes durante los bombardeos nazis que azotaron la ciudad en 1940.
Biblioteca Maya Somaiya
En el espacio entre una escuela, una granja y una subestación de energía eléctrica, el arquitecto Sameep Padora creó esta librería que parece fundirse con el resto del paisaje, en India.
Siguiendo la forma de las dunas de arena que se encuentran en la zona, la Librería Maya Somaiya parece ser de un material que fluye y es flexible: el ladrillo sorprende al observar de cerca la construcción.
Su techo está fabricado con varias capaz de ladrillos, así como material de origen local, para disminuir la huella de carbono en su construcción.
Las curvas fueron posibles gracias a un modelaje en 3D y permite que la luz natural se filtre, logrando convertirse en el sitio perfecto para leer y dejar volar la imaginación.
Diseñada con la ayuda de computadoras y, sin embargo, hecha a mano, la biblioteca traza una fina línea caligráfica entre la magia tecnológica y el sentido de lo natural.