Marc Chagall es uno de los pintores más personales, originales y célebres del siglo 20. A lo largo de sus 98 años, el artista creó un mundo pictórico inusitado, frecuentemente autobiográfico, en el que el amor fue su gran fuente de inspiración.
En sus fantásticas pinturas unió todo su universo personal: recuerdos de infancia, sueños, premoniciones, fragmentos de la realidad, tradiciones judías y rusas, y sus grandes amores.
No solo se dedicó a la pintura sino que también escribió poesía, diseñó escenografías, realizó ilustraciones de libros, cerámicas, esculturas, tapices y obras gráficas.
Marc Chagall, cuyo nombre real era Moishe Zakharovich Shagalov (Moishe Segal), nació en Vitebsk, en Bielorrusia, el 7 de julio de 1887, en el seno de una familia judía arraigada en la tradición jasídica.
Creció al margen de un imperio ruso que rehusaba la plena ciudadanía a los judíos, asignándoles residencia en pequeñas aldeas, los famosos shetl.
De este universo limitado, pero mágico, en el cual el arte no tenía lugar, Chagall logró, a los 15 años, trasladarse a San Petersburgo para estudiar con el pintor y escenógrafo León Bakst. Ahí sufrió muchas penurias, pero finalmente recibió una beca del mecenas Vinaver, que le ofreció la posibilidad de viajar a París en 1910.
Lo anterior representó una oportunidad única, pues su mundo su abrió.
En 1915, Chagall regresó a Rusia, contrajo matrimonio con Bella Rosenfeld, a quien conocía desde los 14 años, y de esa unión nació una niña, Ida, a la que adoró toda su vida.
Fue precisamente esa época en la que Bella y Marc volarían por los tejados sobre la ciudad y harían de su amor uno de los motivos de su obra.
En un principio, Chagall se entusiasmó por la Revolución de Octubre de 1917 pero poco duró esto, así que decidió emigrar a Berlín, en donde ya contaba con prestigio.
En este nuevo contexto, su obra se inspiró más que nada en el amor que sentía por Bella y elementos como las ventanas y la Torre Eiffel se hicieron omnipresentes, como en Ida en la ventana, Los recién casados de la Torre Eiffel, París a través de mi ventana, El cumpleaños y El sueño.
La Segunda Guerra Mundial y las amenazas que pesaban sobre las comunidades judías obligaron a la familia Chagall a huir a Nueva York en 1941.
Sin embargo, la dramática muerte de Bella por una enfermedad vírica lo hundió por meses en una tristeza que le impidió pintar. Gracias al cariño de su hija, pudo volver a tomar los pinceles, pero el dolor se reflejó en cuadros como Autorretrato con reloj de pared y Notturno.
Ida encontró a una inglesa nacida en París que le ayudaría a administrar la casa. La asistente, Virginia Haggard McNeil, era la hija educada de un diplomático.
Justo cuando Chagall luchaba contra el dolor, ella lidiaba con las dificultades de su matrimonio así que no pasó mucho tiempo para que comenzaron una historia de amor de siete años.
En 1946, la pareja tuvo un hijo, David McNeil, y se estableció en la tranquila ciudad de High Falls, Nueva York.
Durante su tiempo con Virginia, los colores brillantes como joyas y los temas alegres regresaron al trabajo de Chagall.
En 1947, una primera retrospectiva de su obra en el Museo Nacional de Arte Moderno le dio la oportunidad de regresar a París. El trabajo de Chagall se celebró en exposiciones retrospectivas en Amsterdam, Londres y Zurich.
Mientras Chagall disfrutaba de reconocimiento mundial, Virginia se sentía cada vez más infeliz en su papel de esposa y anfitriona.
Ante esto decidió irse en 1952 con los niños, pues ella contaba con una hija de su matrimonio previo, para iniciar su propia carrera como fotógrafa.
Precisamente la noche en que Virginia Haggard se fue, Ida acudió una vez más al rescate de su padre y decidió contratar a una mujer de origen ruso llamada Valentina, mejor conocida como Vava Brodsky, para que se ocupara de los asuntos domésticos.
En menos de un año, Chagall, de 65 años, y Vava, de 40, se casaron. El artista encontró su equilibrio emocional en un segundo matrimonio con Valentina Brodsky, con quien se instaló en el sur de Francia.
Sus actividades artísticas se multiplicaron. Por la magia de su colorido y su circunspección meditativa, la obra de Chagall alcanzó la universalidad que siempre procuró.
Por más de tres décadas, Vava se desempeñó como asistente de Chagall, programando exposiciones, negociando comisiones y administrando sus finanzas.
Marc Chagall murió el 28 de marzo de 1985 en Saint-Paul-de-Vence y está enterrado en un cementerio marino bañado por la luz mediterránea que tanto amó.