En el Cárcamo de Dolores se encuentra una obra que el tiempo guardó celosamente por alrededor de cuarenta años: 'El Agua, origen de la vida en la tierra'.
El autor del extraordinario mural fue Diego Rivera y en él le rindió homenaje a Tláloc, el dios de la lluvia.
Ubicado en la segunda sección del Bosque de Chapultepec se inauguró el 4 de septiembre de 1951 y formaba parte de un acueducto de aproximadamente 62 km.
Esto como un esfuerzo por proveer de agua potable desde el Río Lerma a la Ciudad de México.
Años después de terminado el mismo autor se dio cuenta que su obra estaba en peligro y que el material sufriría deterioros.
En 1990 el Instituto Nacional de Bellas Artes tomó la restauración del sitio como proyecto y se cambió el curso del agua para impedir que llegara al lugar.
Para 1992 comenzó el desazolve, sin embargo, el plan quedó en pausa y al olvido durante décadas.
El desgaste debido a la humedad y temperatura era irreversible. Había oxidación y daño en el barniz protector, así como desprendimientos de la capa pictórica.
En 2010 el gobierno de la Ciudad de México intervino y se integró una pieza sonora del artista Ariel Guzik.
Ahora, tal parece que la atención al sitio es mayor y los frescos son tratados de forma pertinente.
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