Tonantzin: la herencia mexica de la Virgen de Guadalupe
La Virgen de Guadalupe es una figura religiosa fundamental para comprender la historia de México.
Sin embargo, ¿es Tonantzin la Virgen de Guadalupe?
Antes de la conquista española, en la mitología y cosmogonía mexica se adoraba a Tonantzin, una deidad femenina que protegía a los habitantes de aquel territorio.
Se relacionaba con la madre tierra y de todos los dioses, es decir, su poder era mayor en todos los sentidos.
El centro donde se reunían los indígenas mesoamericanos para adorarla y rendirle tributo era el Cerro de Tepeyac.
Las coincidencias entre ambas efigies son bastantes, los estudiosos afirman una continuación de creencia y lazo indisoluble.
Con la llegada de los españoles
Con la invasión española a tierras mexicanas, evidentemente hubo un cambio drástico en cuanto a creencias.
Llegaron a implantar un dogma nuevo y destruir todo rastro de la anterior.
Su evangelización no fue tarea fácil, muchos murieron y por la fuerza insertaron una serie de ideas en una población completamente conformada.
Alrededor de 1531 se escucharon las versiones de la aparición de una virgen justo en el sitio en el que se veneraba a Tonantzin.
Tenía características que necesitaban conectar con una mayoría. Era morena, se presentaba con el sol a sus espaldas y la luna a sus pies.
La transformación cultural estaba hecha. Así, se comenzaron a identificar con esta nueva reina deseosa por cubrir a una mayoría.
Por lo que se apresuró una construcción imponente dedicada a ella, la Basílica. La Virgen de Guadalupe no solo fue motivo de devoción sino de unión nacional.
El mismo cura Hidalgo la utilizó como estandarte para liberar a México de la dependencia española.
Así la imagen católica con el paso del tiempo ha adquirido una relevancia reconocida a nivel mundial.
La devoción popular hace que miles de peregrinos caminen a su encuentro desde distintos puntos, cada 12 de diciembre.
Como tantos otros aspectos en el culto, cada uno puede dar una interpretación propia al respecto.
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