Inusuales obras de Land Art en lugares recónditos del mundo
El arte no sólo está en museos y galerías. Diversos lugares del mundo sirven como lienzos al Land Art para volverlos majestuosas obras de arte.
Apartados de los muros y los reflectores, estas cinco piezas Land Art demuestran que el arte puede ser creado en sitios inimaginables. La belleza, los memoriales, lo exótico y lo extraordinario tiene cabida en cualquier parte del mundo.
Esta corriente artística consiste en el uso del entorno natural para hacer ahí su manifestación artística.
Camino de las emociones (2018) de Jeppe Hein
Un increíble laberinto del artista danés Jeppe Hein se encuentra en isla de Porquerolles, en Francia.
Está hecho de cinco líneas curvas de altos espejos situados a modos de laberinto para evocar el plantío de la flor milenrama o flor de la pluma.
Gracias a la ubicación de los cristales es posible experimentar el paisaje desde diversas perspectivas.
Toto para siempre (2018) de Max Siedentopf
Este sofisticado “home theater” de Max Siedentopf se localiza en el desierto del país africano, Namibia.
Consta de seis bocinas y un reproductor de MP3 que funciona con energía solar.
¿Qué se escucha? Africa la legendaria canción del grupo Toto. Naturalmente es también un homenaje a la banda estadounidense.
Los visitantes pueden acceder al lugar tras un largo peregrinar, por lo que Max aconseja llevar mucha agua.
Campo de Relámpagos (1977) de Walter de María
El artistas estadounidense Walter de María creó esta instalación efímera en Nuevo México.
Consistía en 400 postes de acero pulido entre cuatro y ocho metros de altura colocados de manera ordenada en una cuadricula de casi dos kilómetros cuadrados.
En ella, todas las puntas de los postes se encontraban al mismo nivel. El objetivo de Di Maria era que, dado las frecuentes tormentas del desierto, los postes actuaran como un imán.
Esto quiere decir, atraer los relámpagos y crear espectaculares figuras.
El memorial de Steilneset (2011) de Louise Bourgeois
Ubicado en Noruega, este memorial contiene la última obra de arte que la artista franco-estadounidense Louise Bourgeois realizó antes de su muerte en 2010.
Aquí, Bourgeois hizo gala del feminismo con el que siempre estuvo de acuerdo y conmemora los juicios de brujas de Vardø en el siglo XVII.
Aquellos actos provocaron la quema de 77 mujeres y 14 hombres en la hoguera. Para su creación, Bourgeois colaboró con el arquitecto suizo Peter Zumthor, ganador del Premio Pritzker.
Su obra se llama: The Damned, The Possessed and The Woved y contiene una llama eterna que arde en el asiento de una silla que mira hacia el océano.
El pasillo de 125 metros, Zumthor está iluminado por 91 ventanas diminutas, una por cada una de las víctimas.
La montaña de la salvación (1984-2011) de Leonard Knight
En el desierto del sur de California yace esta obra del artista fallecido Leonard Knight.
Llena de múltiples formas y colores, la llamada Montaña de Salvación, domina el mar de Salton.
Se encuentra rodeada de vehículos que personalizó Knight. En cada superficie se observa los predicamentos del evangelio de amor y la fe de en Jesús.
Lamentablemente la pieza que permanece es la segunda versión. La primera, hecha en 1984, se derrumbó.