Más allá que un accesorio: La historia de los aretes

08 de Octubre de 2019 a las 13:57 hrs.


Más allá que un accesorio: La historia de los aretes


Los aretes acompañan a la humanidad desde hace muchísimo tiempo, sin embargo, su historia indica que son mucho más que accesorios.

Las orejas son de suma importancia tanto anatómicamente como para algunas culturas.

Aunque son utilizados en distintas partes del cuerpo, se portan con mayor frecuencia en ellas.

Vestigios de todo tipo de objetos que podrían ser sus antecesores se rastrean en la antigüedad.

Egipcios, asirios, fenicios, etruscos y celtas los emplearon.

Las formas y materiales variaron de lugar en lugar y claro, también con el paso del tiempo.

Entre romanos, las mujeres se distinguían por dicho ornamento, aunque en los árabes, por ejemplo, solo se les permitía llevarlos a los hombres.

En otras culturas era indistinto el sexo, es decir, ambos podían lucirlos.

África, Asia y Latinoamérica también los incorporaron a su vida diaria, en ésta última el oro y piedras eran protagonistas en su hechura.

Posteriormente en el renacimiento continuaría su acompañamiento y se extenderían por toda Europa. A los piratas se les veía con el par, uno en cada oreja.

Profundo significado

 

Los aretes son universales, casi todo el mundo acude a ellos.

Para algunos implicaban una protección contra los malos espíritus, por lo que eran fundamentales en su arreglo diario.

En tanto para otros involucraban alto nivel social o cultural.

En Grecia eran otorgados como una distinción a jóvenes estudiados.

Para los gitanos eran un sello distintivo de su grupo. Todo, desde vestimenta hasta el más mínimo detalle debía se vistoso y lucir a la distancia.

Comerciantes y marineros también se unieron a ellos y los llevaban como amuletos para la buena suerte en sus viajes.

Prevalecen en el tiempo y son pieza fundamental para cualquier atuendo.

Aunque en las mujeres son más comunes, los hombres no los abandonan del todo.

Hay tamaños, tendencias, estilos que se rigen dependiendo del lugar y la cultura.

Hoy generalmente son un adorno, sin embargo, hablan mucho de la personalidad del que los porta.

Son signos de identidad a todas luces y esperemos que sigan siendo tan reveladores como siempre.