Jean-Michel Basquiat es el epítome del gran artista al que la mayoría aspira a convertirse y pocos llegan a serlo: talentoso, irreverente, genial, carismático y legendario.
Nacido en Nueva York, Basquiat, el alter ego de SAMO –SAMe Old shit–, llegó al mundo el 22 de diciembre de 1960 en un hogar conformado por un padre haitiano, una mamá puertorriqueña y dos hermanas: Lisane y Jeanine.
En 1977 incursionó en el mundo del graffiti, dos años después tomó las calles como hogar, y hacia 1988 se convirtió en el máximo representante del neoimpresionismo y el arte contemporáneo. Murió a los 27 años.
Su vida estuvo plagada de influencias de distinta índole, sobre todo de grandes artistas, como Andy Warhol o Francesco Clemente, y mujeres brillantes, como Madonna o Suzanne Mallouk, su musa.
De la historia de Basquiat con la Reina del pop y su fascinación mutua se ha abundado repetidamente, pero la turbulenta y poética relación que mantuvo con Mallouk se exploró hasta el 2015, cuando la escritora estadounidense Jennifer Clement publicó Widow Basquiat: A Love Story.
Un meticuloso estudio sobre el profundo vínculo que generaron dos personalidades con tendencia adictiva y un inmenso amor por la creación; en donde es posible redescubrir al artista desde una perspectiva de complicidad.
“Suzanne Mallouk, primer gran amor de Jean-Michel Basquiat, llegó a Nueva York en la década de los ochenta, después de haber conseguido escapar de una dolorosa infancia en Canadá. Trabajó en bares y luchó por encontrar su lugar en esa ciudad, seductora y peligrosa”, describe Clement.
Y se da a conocer que: “Ella lleva escondida heroína en el cabello, para que no puedan encontrarla ni drogadictos ni policías. Basquiat vive en las bancas de Washington Square Park, con sus crayones y otras pocas pertenencias guardadas en una bolsa de plástico. Una vez que se conocen en un oscuro y maloliente bar llamado Nightbirds, se vuelven inseparables. Juntos viven un Nueva York glamouroso, artístico, musical, violento, drogadicto y criminal”.
FRAGMENTO de Widow Basquiat: A Love Story
Él huele a cuero, a pintura de aceite, a tabaco, a marihuana y al metálico y adormecedor olor de la cocaína. Usa suéteres de lana hechos a mano y largos sarapes mexicanos. Jamás camina en línea recta. Zigzaguea, vaya por donde vaya. Suzanne lo sigue y se siente como una japonesa.
Jean-Michel nunca logró que un taxi se detuviera a recogerlo, incluso cuando ya vestía sacos Armani y llevaba cinco mil dólares en el bolsillo.
Jean-Michel se esconde detrás de un automóvil y Suzanne le hace la parada al taxi.
Tiene la cicatriz de un cuchillo en las nalgas. Dice que su madre está en un manicomio y que el mundo de él da vueltas alrededor de ella.
Se va a vivir con Suzanne.
Jean-Michel peina a Suzanne durante horas. Pinta o dibuja. Esnifa un poco de coca. Se liga a chicos o chicas del Mudd Club y desaparece por días. Hojea revistas de mujeres desnudas y se masturba. Le gusta escupir en la boca de Suzanne.