Fue 1989 el año en el que Yayoi Kusama despegaría a nivel mundial.
Bastaría que el Centro Nacional de Arte Contemporáneo de Nueva York le dedicara su primera gran retrospectiva, consiguiendo que su nombre resonara en todos los rincones del planeta.
El éxito de dicha muestra fue un rotundo éxito que colocó a Kusama en la portada de revistas como Art in America, hecho sin precedentes para una artista contemporánea japonesa.
Cuatro años después, en 1993, el boom de Yayoi llegaría a un punto clímax al recibir una llamada de la organización de la Bienal de Venecia, fundación que por años le había prohibido la entrada.
Exposiciones por todo el mundo continuaron llegando para la japonesa, en 2018, “Kusama: Infinity” vio la luz, un documental íntegramente dedicado a la artista.
El éxito económico también llegó a la vida de Kusama, en 2008, la casa de subastas Christie´s de Nueva York pagó 5.1 millones de dólares por varios ejemplares de su serie “Redes Infinitas”.
En 2011, tres dibujos de Yayoi realizados en los años 50 y 60 fueron adquiridos por 4.5 millones de dólares, aunque el dinero no llegó a manos de la artista porque las obras pertenecían al doctor japonés Teruo Hirose.
Tres obras de Kusama que fueron vendidas a grandes precios
Chamarra Dorada de Macarrones
Vendida por 147,687 dólares en 2007
Calabaza de plástico reforzado con fibra de vidrio
Vendida en 264,000 dólares en Sotheby’s en 2007
Flame of Life - Dedicates to Tu-Fu (Du-Fu)
Vendida por 960 mil dólares en el Art Basel/Hong Kong en 2013, precio más alto pagado en la historia de ese evento
A dos décadas de su descubrimiento, Kusama sigue siendo una de las artistas más cotizadas con vida y exposiciones a nivel mundial.