Niki de Saint Phalle, la rebelde francesa que descargó su pasión en el arte
Niki de Saint Phalle fue una artista completa: escultora, pintora, actriz y cineasta francesa que asombró al mundo.
Nació el 29 de octubre de 1930, de padres banqueros.
Su infancia estuvo marcada por el abuso sexual de su padre y la crueldad de su madre, quien constantemente le recordaba que no fue deseada y la culpaba por las infidelidades de su marido.
En 1933 la familia se mudó a Estados Unidos y como adolescente modeló para Vogue y Harper’s Bazaar.
Alrededor de 1953 sufrió una crisis severa y fue diagnosticada con esquizofrenia, el tratamiento indicado: electroshocks.
El arte como expansión
Tras las terapias abrazó al arte como su método de expansión y expresión. En París se involucró en el círculo de intelectuales y artistas.
Entre sus conocidos se pueden mencionar a Jasper Johns, Duchamp, Dalí, Robert Rauschenberg y Larry Rivers.
Su segundo y último marido fue el escultor Jean Tinguely.
Fue una artista prolífica que perteneció al nuevo realismo francés.
Una de sus series más importantes fueron las Nanas, mujeres voluptuosas y coloridas que enaltecían la feminidad.
En particular la que se presentó en Estocolmo, una figura enorme a la cual se tenía acceso por la vulva y las personas podían recorrer el cine, galería y acuario de su interior.
Otra obra de suma relevancia fue el Jardín del Tarot, ubicado en la Toscana.
Su arte resaltaba lo femenino y a la vez era una crítica abierta en distintos temas, principalmente políticos.
Fue así como la rebelde talentosa, incluso empleaba una escopeta para pintar sus obras.
Sin contar que también fue una de las primeras artistas en tratar de generar consciencia acerca del sida.
Falleció en 2002, a causa de los gases tóxicos de las pinturas que usó por años, pero su vasto legado permanece hasta nuestros tiempos.