Los 5 datos curiosos del Museo Nacional de Antropología
El Museo Nacional de Antropología, inaugurado el 17 de septiembre de 1964, es uno de los recintos culturales más importantes de México.
Ubicado en el Bosque de Chapultepec, cuenta con una de las colecciones arqueológicas y etnográficas más importantes del país.
Obra del destacado arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, tardó 19 meses su construcción, convirtiéndose en uno de los museos más visitados.
Pero también, en uno de los más grandes de la ciudad, con 24 salas, 52 mil objetos en custodia y 8 mil piezas en exhibición.
Es así, como a lo largo de estos 55 años, alberga historias únicas e irrepetibles por las que daremos un breve recorrido:
La tierra que extraña a Tláloc
El monolito del dios prehispánico de la lluvia en la cultura teotihuacana, Tláloc, fue sacado de San Miguel Coatlinchán, Estado de México.
El día que Tláloc llegó a su nuevo hogar, cayó un gran aguacero.
Por ello cuentan que desde entonces, el sitio al que pertenecía sufre de constantes sequías.
Sin contar que sus pobladores siguen llorando el despojo de su dios.
Robo de piezas
El 24 de diciembre de 1985, dos jóvenes robaron 140 piezas del Museo Nacional de Antropología.
En su momento se ofrecieron 50 millones de pesos de recompensa a quien proporcionara información.
A partir de entonces la seguridad cambió.
Pero también inspiró al director Alonso Ruizpalacios, quien acudió a este tema como el eje central de su cinta Museo, que se estrenó en 2018.
El museo como escuela
Durante la década de los 60, el museo fue sede de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
No fue hasta 1979 que la ENAH se traslado a su nueva ubicación, en Cuicuilco.
Casa de grandes artistas
Posee una colección extraordinaria de piezas y muchas más en resguardo.
Algunos de los artistas que encontraron hogar en este recinto son: Rufino Tamayo, Leonora Carrington o Pablo O’ Higgins.
Los puntos cardinales
El Paraguas, fuente invertida ubicada en el patio central del Museo Nacional de Antropología, ilustra los cuatro puntos cardinales.
Esta pieza icónica fue realizada por los hermanos Chávez Morado, a partir de un diseño concebido por el literato y diplomático Jaime Torres Bodet.