Pierre-Auguste Renoir (1841-1919) fue un pintor francés impresionista que destacó por sus obras de cuerpos femeninos en paisajes, inspirados en pinturas clásicas renacentistas y barrocas.
La visión de Renoir respecto al impresionismo es mucho más sensual e inclinada a la belleza y a lo ornamental. Para el francés no es relevante abordar temas de la vida moderna como lo hicieron Manet o Van Gogh.
El pintor muestra en sus creaciones la alegría de vivir, sus personajes se divierten y conviven en una naturaleza agradable, no importa la clase social o el oficio al que se dediquen.
Renoir veía belleza en todo lo que le rodeaba, en las angostas calles del París medieval, en la arquitectura gótica, en las vendedoras del mercado y todo eso lo plasmó en su obra.
A los 17 años compró para uso personal el material necesario para pintar al óleo e hizo sus primeros retratos; un par de años después consiguió el permiso para copiar cuadros en las salas del Museo del Louvre.
En 1862 Renoir aprobó el examen de ingreso a la Escuela de Bellas Artes y a la par frecuentaba el taller libre de Charles Gleyre, profesor de aquella institución; allí se volvió amigo de Monet, Bazille y Sisley.
Renoir encontró gran fuente de inspiración en el Louvre y particularmente en la obra de Eugène Delacroix.
Debido a su precaria situación económica, Renoir se vio obligado a inspirarse en los paisajes locales, ya que tenía pocas oportunidades para viajar. El bosque de Fontainebleau fue uno de los lugares preferidos de trabajo para el impresionista y sus amigos.
Lise Tréhot, fue su primera musa y se convirtió en su canon de belleza femenina durante 1856 y 1872.
Sus obras, al igual que las de varios compañeros artistas fueron rechazadas por el Salón de París oficial; sin embargo, con un grupo de impresionistas comenzaron a montar exposiciones propias que, aunque en un inicio les valieron críticas negativas, también les abrieron las puertas a un reconocimiento que logró captar la atención del público.
Para 1881 y 1882, Renoir comenzó a viajar y a obtener el reconocimiento internacional que tanto había anhelado. Sus pinturas se exhibieron en Londres, Bruselas y en la Séptima Exposición Internacional de Georges Petit (1886).
En 1900 fue nombrado Caballero de la Legión de Honor y en 1911, Oficial. París, Londres y Nueva York fueron escenarios de exposiciones que coronaron el triunfo de su pintura.
En 1904, en la Segunda Exposición del Salón de Otoño le fue dedicada una sala completa.
Las flores, paisajes de París, escenas conmovedoras entre niños y mujeres y desnudos femeninos son un constante en sus obras.
El palco, El columpio, Baile en el Moulin de la Galette, Almuerzo de remeros y Las grandes bañistas son parte de sus obras más representativas.
Sus últimos años de vida padeció artritis, pero ni eso lo detuvo en su andar artística y continuó trabajando con un pincel atado al brazo.