Cinco grandes artistas y su interpretación de la Natividad
La Natividad es concebida como la conmemoración por el nacimiento de Jesús, líder de la religión católica.
Su importancia es tal que se celebra en gran parte del mundo.
24 y 25 de diciembre son fechas en las que usualmente hay una meditación profunda en distintos niveles y se disfruta del tiempo con seres queridos.
El arte no ha escapado de esta influencia.
Distintos autores han recurrido a algunos pasajes importantes para la Biblia, libro sagrado de aquel dogma.
Aquí te dejamos cinco interpretaciones que poseen una belleza sin igual.
Natividad de Giotto (1302-1305)
De trazo firme y considerable sencillez, las figuras centrales se encuentran hacia la izquierda.
Aunque cada eje posee una importancia particular, en lo alto los ángeles y por debajo, personas y animales.
El pesebre se convierte en otro marco dentro del cuadro.
La Anunciación de Fra Angelico (1425-1426)
Esta pieza fue hecha por Guido di Piero en convento de Santo Domingo en Fiésole.
De impecables y preciosos detalles la obra maestra muestra a Adán y Eva al ser expulsados del paraíso.
Con mayor protagonismo, así como luminosidad, el ángel anunciando a la Virgen la llegada del salvador.
Natividad Mística de Sandro Botticelli (1501)
El artista renacentista italiano rompió con las representaciones tradicionales y plasmó una visión mucho más personal.
Abrazó un arte ideal en el que el simbolismo es profundo y se presta a distintas interpretaciones.
Una de las características más importantes es el júbilo que impera en los ángeles, los cuales se abrazan y danzan sin cesar.
La Maddonna Sixtina de Rafael (1513-1514)
La Virgen, Jesús, San Sixto y Santa Bárbara son las figuras centrales de esta obra.
Mientras que dos ángeles en la parte inferior observan la escena, cabe destacar que ambos han sido reproducidos en incontables ocasiones.
Todo esto ocurre en las nubes, mientras que dos cortinas verdes nos ofrecen tan peculiar imagen.
Adoración de los pastores de Caravaggio (1609)
En esta obra se observa la precariedad en la que nació Jesús y a todos los personajes atentos a un evento irrepetible en la historia de la humanidad.
Uno de los focos más sublimes es el amor profundo que se aprecia entre la madre y su recién nacido.
También se ve la maestría con la que para ese momento gozaba el pintor italiano.
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