Luis Covarrubias es un referente para conocer la historia y cultura de México gracias a su exploración de la diversidad cultural y artística del Pacífico, Asia y de las Américas.
Nacido el 14 de octubre de 1919 en el seno de una familia de artistas, su padre había sido un pintor aficionado que se volcó completamente a apoyar el talento pictórico de su hermano Miguel, mientras él, aunque igualmente fascinado por las artes, se volcó a ser químico bacteriólogo.
Fuente: The New Gallery, New York
No obstante, el encanto fue imposible de ignorar, por lo que siguiendo los pasos de su padre y su hermano, Luis abandonó su carrera para experimentar con las bellas artes.
Tras este paso, llevó a cabo sus primeros pininos artísticos junto a su hermano Miguel, con quien realizó un par de mapas murales de las zonas arqueológicas y folclóricas de México. Convertido en su ayudante en la ejecución de murales referentes a la arqueología mexicana, Miguel apoyó a Luis comomejor pudo, incluso presentándolo ante el gran grupo de muralistas mexicanos: Diego Rivera y José Clemente Orozco.
Su cercanía con los muralistas no sólo fue laboral o afectiva, pues existió una proximidad con ellos en cuanto a su actitud frente a la vida y la percepción de la realidad mexicana.
Debido a su llamativo talento y relación con el escena cultural de la época, Luis iría a conseguir el trabajo de pintar 14 murales para el Museo Nacional de Antropología, los cuales continúan mostrándose adentro de este recinto cultural, uno de los más llamativos de la capital mexicana. Estas creaciones, por otro lado, resultan claves para narrar la historia de las culturas indígenas de forma casi mágica.
Entre sus murales, además de los del Museo Nacional de Antropología, se le atribuyen dos que se encontraban en el Hotel del Prado, realizado en 1947, y el del Museo de Arte Popular de la Ciudad de México, revelado en 1950, en colaboración con su hermano.
Fuente: Pinterest
Otros ejemplos están en los hoteles Majestic (1953) y Francis (1958), en el Museo de Arqueología de Yucatán (1959), en Mérida, y tres en el Museo de la Ciudad de México, uno de ellos en colaboración con Gerardo Cantú y Naranjo.
Al final, sus trabajos expresan un discurso similar al exaltar el socialismo, al mostrar el contraste en clases sociales, en la constante alusión al trabajo y en el enaltecimiento de los trabajadores, ya sean obreros, artesanos o campesinos.
Otros temas comunes de sus pinturas también fueron la productividad o la referencia a los líderes sociales, de esta manera, los temas se repiten con múltiples variantes y encontramos representaciones de obreros, campesinos, niños, mítines políticos, manifestaciones populares, manos de trabajadores, gente del pueblo; elementos simbólicos como mazorcas, la hoz, cananas, guitarras, banderas y estrellas.
Luis Covarrubias, además de pintar, también publicó los estudios Artesanías mexicanas, Trajes indígenas mexicanos y Danzas indígenas de México, donde igualmente produjo una antropología abierta que fundamentó sus hipótesis en los estudios estéticos de los objetos producidos por distintas culturas indígenas.
Y es que, ahora que los debates sobre arte indígena forman parte de la modernidad, la obra del artista mexicano es un reflejo de aquella noción de identidad desde la perspectiva de lo nacional o del nacionalismo. De esta manera, así como su notable trabajo de museógrafo, ilustrador y coleccionista, el difusionismo en Covarrubias es reflejo de un tema algo incómodo y tabú que algunos han de continuar.
Fuente: Invaluable
La historia de las ideas sobre estos ancestros es necesaria, y el muralista mexicano es un estudio obligado en cuanto a ello.
Luis falleció el 14 de junio de 1984 a los 65 años en la Ciudad de Poza Rica, Veracruz, en donde actualmente descansan sus restos. Fue lo que justamente puede llamarse un humanista, sincera y apasionadamente entregado al estudio de la cultura, no solo de México, sino también de otras latitudes, como: Estados Unidos y Sudamérica, China, Bali y el Norte de Africa.